Los aficionados a la microscopia de todo el mundo tuvieron durante años acceso a unos equipos decentes, de buena calidad óptica y con precios razonables gracias a la gama BIOLAM (БИОЛАМ) de LOMO. Estos aparatos comenzaron a producirse en los años 60, continuando su comercialización hasta la década de los 90, llegando a exportarse a decenas de países entre ellos EEUU y casi toda Europa Occidental, aunque a veces se distribuían con diferentes marcas como Bresser en Alemania o Zenith en el Reino Unido.
Son microscopios de tamaño compacto, pero que admiten gran variedad de técnicas y que estaban concebidos de forma modular, de tal manera que podían ampliarse o especializarse según las necesidades del usuario en ambientes educacionales o profesionales de laboratorio. Se crearon tres series, cada una de las cuales contaba con equipos de varios niveles.
Biolam C era la gama educacional («C» es la inicial de la palabra «студенческие», que se lee «studencheskiye» y significa «para estudiante» en ruso). Estos microscopios son los más básicos y ninguno tiene platina mecánica, sino que la muestra debe moverse directamente con la mano. Los hay monoculares y algún modelo binocular.
Biolam Д estaba destinado a microscopio de campo («д» es la inicial de «дорожные » que se lee «darozhniye» y significa «de camino» en ruso). Los microscopios Biolam D venían todos en un maletín casi siempre metálico para estar protegidos durante el transporte. Los había monoculares, binoculares y con platina mecánica o manual e incluso con contraste de fases.
Biolam P era el microscopio para uso profesional (P es la inicial de «рабочие» que se lee «rabochiye» y significa «de trabajo» en ruso). Son los microscopios mejor equipados. En concreto, el modelo R17 venía con cuatro objetivos apocromáticos, además de un condensador aplanático para iluminación oblicua, platina mecánica circular rotativa y centrable, etc. De este microscopio hablaremos en detalle en otra entrada.
Una curiosidad de algunos de estos microscopios es que el sistema de enfoque fino consiste en un disco situado en la base y que se puede girar en uno u otro sentido con cualquiera de las manos, funcionando correctamente sin mayores inconvenientes. Según explica la experta rusa en microscopía Olga Vladimirovna Yegorova, se trata de un diseño único de Lomo que desarrolló Rem Mikhailovich Raguzin como solución cuando se le encargó reducir los costes de producción de toda la gama. Estudios posteriores mostraron que para trabajos durante periodos de tiempo prolongados, especialmente movimientos repetitivos de rutina, producía fatiga en los dedos, ya que normalmente se utilizaba un solo dedo todo el tiempo, por lo que se volvió al diseño clásico. Olga Vladimirovna responde a preguntas de todo tipo sobre microscopía aquí.
En los microscopios LOMO Biolam puede reconocerse el modelo correspondiente porque lo llevan grabado en la placa que hace de tope para el ajuste fino, cerca de la platina. Allí podemos ver el modelo de microscopio con la letra correspondiente en cirílico, y abajo el emblema de LOMO. A continuación un número de serie en el cual las dos primeras cifras corresponden al año de fabricación. En general esto se cumple para todos los accesorios de la marca, que generalmente son todos compatibles con todos los modelos Biolam e incluso con muchos de otras series superiores.
Entre los accesorios más comunes están los iluminadores, los diferentes condensadores (para campo oscuro seco y de inmersión, para contraste de fases, iluminación oblicua), los cabezales monoculares directos, bino y trinoculares, polarizadores, y una gran variedad de objetivos secos y de inmersión en agua o aceite acromáticos, planos y apocromáticos. Todos estos elementos son muy interesantes para el aficionado, pues le permiten combinar diferentes técnicas y equipamiento diverso, lo que es muy didáctico y entretenido.
Actualmente aún se pueden encontrar muchos de estos elementos de segunda mano en venta a precios muy convenientes en ebay o páginas similares. De hecho, queda en Rusia stock de aparatos completamente nuevos sin estrenar, con el embalaje de origen a buenos precios, así como accesorios de todo tipo. Las fotos que se muestran en este blog son un ejemplo de equipos de esa procedencia. El problema que presenta la adquisición de este tipo de material es que en la mayoría de los casos, los microscopios están inutilizables precisamente por haber estado tanto tiempo parados. La famosa grasa «de tanque» rusa tiene la culpa, ya que ésta se solidifica bloqueando todos los engranajes. Es necesario en ese caso desmontar todo el microscopio, limpiar y volver a engrasar, lo cual a veces no es fácil para todo el mundo (de hecho no es muy difícil romper alguna pieza en el proceso). En entradas sucesivas veremos un poco el proceso en cuestión, así como algunos accesorios interesantes.
¡Hasta pronto microscopistas!