En la entrada de hoy vamos a analizar en detalle el funcionamiento y las prestaciones del iluminador OI-19 (Осветитель ОИ-19 en cirílico). Se trata de un iluminador exterior de alta intensidad que se utiliza con los microscopios LOMO (o de cualquier otra marca) que disponen de un espejo.
Hasta que fue norma habitual en los microscopios la inclusión del sistema de iluminación artificial en la base, formando parte del equipo, los aparatos constaban sólo de un espejo que servía para la iluminación de la muestra, bien con la luz del día o mediante iluminadores exteriores como es el caso del OI-19. En las instrucciones del LOMO Biolam se indica que si se usa la luz del día, el espejo no debe orientarse jamás al sol directamente para evitar lesiones en la retina. Se recomienda utilizar el microscopio frente a una ventana orientada al norte. Los espejos de los microscopios suelen tener dos caras diferentes, una plana y la otra cóncava. Esta última se reserva para los objetivos de bajos aumentos, en los que el condensador es irrelevante o perjudicial. Pero la luz natural no siempre está disponible, por lo que es necesario dotar a los equipos de iluminadores artificiales. LOMO tiene varios modelos, que se agrupan en dos grandes grupos atendiendo a su colocación respecto al microscopio. Una familia de iluminadores se colocan en la base, en la mayoría de los casos acoplan en el hueco circular que ésta contiene, después de retirar el espejo. Entre estos está el sencillo OI-32, que no dispone de regulación ni diafragma de campo, o el más complicado OI-35, que cuenta con todas las prestaciones de la iluminación según Kohler. Otra gama de iluminadores LOMO es totalmente exterior al microscopio y por ello sirve para equipos de cualquier marca. Entre estos tenemos el OI-19 del que nos ocupamos ahora y que también permite dicha iluminación. He leído sin embargo en algún artículo que este iluminador no permite el centrado del filamento, lo que a mi modo de ver no se ajusta a la realidad, pues cuando tenemos dicho filamento enfocado nítidamente, vemos que nos es posible su centrado mediante el movimiento del cilindro-portalámparas, con lo que a mi juicio la configuración Kohler es total. Vamos a verlo en detalle.
El iluminador.
El instrumento que nos ocupa es un ingenioso y sencillo sistema que, como decimos, permite la iluminación de Kohler al disponer de todos los elementos necesarios: Una lámpara con un filamento centrable, una lente colectora de la luz proyectada por esa lámpara, un diafragma de campo y un portafiltros. Además, el iluminador se puede orientar en todos sus ejes lo que llegado el caso nos permitirá experimentar con interesantes configuraciones.
Los componentes del iluminador OI-19 son:
- Un transformador-reductor 225/9v- 25w, con accionamiento de encendido y regulador de tensión (brillo de la lámpara). Este transformador se suministra de origen con una clavija que no cumple la reglamentación actual, por lo que se recomienda su sustitución.
- La base y columna a la que se sujeta el iluminador, de sólida construcción metálica.
- El iluminador propiamente dicho, que consiste en un cilindro con agujeros para la refrigeración, en el interior del cual se disponen los elementos necesarios. El iluminador se conecta a su fuente de alimentación (transformador) mediante una clavija con los dos bornes de diferente grosor (sólo admite una posición).
- Un filtro azul, para evitar el tono amarillento propio de la iluminación incandescente así como otro filtro esmerilado, por si deseamos difuminar el filamento en determinadas circunstancias.
- Lámparas de repuesto de 8v 20w.
Libro de características e instrucciones del iluminador. En él se dice que la lámpara es de 8v 20w. En las características del transformador nos dice que suministra 25w a 9v de tensión máxima. En consecuencia, con el regulador al máximo la lámpara trabajará un 12% por encima de su tensión nominal.
Configuración y funcionamiento del iluminador OI-19
Para un funcionamiento correcto del sistema, según las instrucciones, colocaremos el iluminador a una distancia de 12,5 cm del espejo (aproximadamente), y procederemos de la siguiente forma:
Ajustamos a groso modo el iluminador y el espejo, de manera que entre la mayor cantidad de luz en el sistema óptico del microscopio. Por supuesto no hace falta utilizar el brillo máximo y hay que tener siempre cuidado con los deslumbramientos.
Una vez hecho esto, debemos centrar todo el sistema filamento – diafragma de campo – condensador. Para ello pondremos sobre la pletina una preparación enfocada y después cerraremos el diafragma de campo (del iluminador) hasta conseguir una imagen nítida del polígono que forman sus lamas. Esto se consigue jugando con la altura del condensador y enfoque.
En las imágenes superiores vemos el diafragma de campo del iluminador.
Cuando tenemos la imagen del polígono nítida, la situamos en el centro del campo de visión. Lo haremos moviendo el iluminador o el espejo. Cuando nos parezca que está centrada, vamos abriendo el diafragma de campo hasta que ese polígono coincida con los bordes del campo visual. Confirmamos o ajustamos. Entonces el iluminador está centrado.
Posteriormente, para lograr una buena iluminación Kohler, enfocamos con el enfoque del microscopio hasta obtener una imagen nítida del filamento de la lámpara. Si éste no está en el centro de la imagen, procederemos a centrarlo (solo el filamento, ya no tocamos el iluminador en su conjunto). Para ello giramos la parte posterior del iluminador, que contiene la bombilla, y veremos como se mueve el filamento, nítidamente enfocado, a través el campo de visión. Lo situamos en el centro.
Ahora, al modificar la altura del condensador, el filamento de la lámpara desaparece, y tras abrir el diafragma de campo (en el iluminador) hasta que sus bordes desaparezcan levemente de nuestro campo de visión, nos queda una iluminación Kohler clara, limpia y totalmente uniforme. El cono de luz que emana del iluminador, así configurado, se ajusta exactamente a las necesidades del objetivo. Esta acción hay que repetirla con cada objetivo, especialmente si queremos documentar fotográficamente nuestras observaciones, porque así de esta manera conseguimos un fondo iluminado uniformemente. Una vez configurado el iluminador para un determinado objetivo, podemos ajustar la intensidad de la iluminación mediante la rueda en el transformador y colocar o retirar filtros. Por supuesto, podremos ajustar el condensador a nuestra conveniencia para lograr el compromiso adecuado entre resolución y profundidad de campo, según convenga. He dicho antes que por el hecho de ser un iluminador exterior nos están permitidos ciertos movimientos que pueden producir efectos interesantes. Esto es cierto, aunque en el momento en que desplazamos el iluminador, la configuración óptima se pierde y en ese caso los resultados obtenidos son producto de una iluminación «deficiente», lo que no significa que no puedan ser muy interesantes. Hay que decir, sin embargo, que para efectos de iluminación oblicua, LOMO dispone de un condensador especial, el OI-14, del que hablaremos en alguna entrada próxima.
Todos estos ajustes, pueden parecer laboriosos, pero es conveniente estar familiarizado con ellos en estos microscopios más antiguos para sacarles sus prestaciones óptimas. En estos equipos, si no se hacen las cosas bien, los resultados pueden ser decepcionantes. Uno puede llegar a preguntarse cómo es posible que se llamen microscopios de trabajo o rutina a unos equipos que producen un campo con iluminación desigual, con una resolución horrible y aberraciones manifiestas. Si te pasa eso alguna vez, antes de culpar al instrumento, piensa si quizá no lo estás haciendo del todo bien.
Además estos ajustes son muy entretenidos y nos permiten comprender de forma práctica aspectos esenciales de la técnica microscópica.
¡Hasta pronto microscopistas!